Opinión Ciudadana

Hidalguense, nativo de Tepehuacan y radicado en Huejutla..

Es Ing. En Desarrollo Rural, Maestrante en Sociología Rural y Diplomado en Desarrollo Regional.

Fué alcalde de su municipio y servidor público federal en la Secretaria de Programación y Presupuesto.

Académico, escribiente y lector y Facilitador social. 

Férreo creyente en la fortaleza de la sociedad civil.

"Ya no estoy para que me vean, pero si, para que me lean".

Me pregunto, qué tanto ha variado la forma de hacer sondeos de opinión sobre asuntos políticos o económicos  en este México premoderno.

Conocí y confíe en aquellos sondeos que, cara a cara, le preguntaban a los taxistas, boleros o a cantineros o a uno que otro parroquiano, sobre su pensar de tal o cual personaje o asunto.

 Estamos en plenos momentos de acelerados sucesos locales, nacionales y en el mundo,  que aunque no sean de transformación  profunda de las estructuras de dominación de los pocos sobre los muchos, si son hitos de aliento para los históricamente más débiles. 

Durango, Estado norteño, forma parte de esa región tan famosa llamada La Laguna, otrora vergel del algodón tan preciado por los vecinos güeros, pero que, al igual que él Henequén en  Yucatán, el café en Hidalgo o Chiapas o la naranja en las Huastecas, por las conveniencias económicas neoliberales, fueron sustituidas por otros cultivos demandados por los mercados internacionales, siendo hoy, solo bonitos recuerdos para las generaciones de salida, y algo desconocido por los hijos del celular.

Para los que pertenecemos a esa generación que ya va de salida, y que por lo

mismo, nos iremos con los sentimientos encontrados al ver cómo han modificado las formas, criterios y modos de determinar el destino de los cada vez más escasos recursos públicos con los que se tiene la posibilidad de construir un camino hacia el desarrollo con prosperidad compartida para nuestra sociedad.